En el entorno del 21 de junio se localiza el solsticio, momento del año en el que se da la noche más corta y consecuentemente el día más largo; este hecho marca el inicio del verano. Es el triunfo de la luz sobre la oscuridad, y como tal se celebra desde tiempos inmemoriales. A partir de aquí, al principio casi imperceptiblemente, los días se van acortando minuto a minuto hasta llegar al solsticio de invierno, donde lo que ocurre es justamente lo contrario.