El poder de las palabras

Estreno mi participación en el blog de NEF2.0 hablando sobre el poder de las palabras y lo haré reseñando el álbum ilustrado que lleva ese título y que recientemente hemos incorporado al Club Miboky, nuestro servicio de préstamo de libros infantiles.

La palabra, un arma de doble filo, que tenemos tan accesible que se nos olvida lo poderosa que es. Un uso correcto de ella puede conseguir incrementar el índice de felicidad mundial. Y según escribo esto me doy cuenta que realmente existe dicho índice pero que una de las cosas que mide es el PIB de cada país. Así que me planteo seriamente hablar con Naciones Unidas para que revisen el cálculo. Ahora bromas aparte, como nos desvela este álbum ilustrado, la palabra tiene un superpoder : “Cambiar el estado de ánimo de las personas”.

¿No os parece maravilloso? ¡cuántas veces te levantas con el día torcido y te cruzas con alguien que intercambia unas palabras amables contigo y te mejora el día!. O lo que es peor, justo lo contrario. Por desgracia, también nos afecta cuando alguien nos dice una palabra desagradable.

Esa es la razón por la que me ha cautivado este nuevo álbum ilustrado “El poder de las palabras, aprendiendo a ser feliz”, escrito por Soledad Carmona e ilustrado por Paco Ortega, nos ayuda a explicar a los más pequeños la importancia de tratarnos con respeto, y eso incluye hablarnos con respeto, a los demás pero también a nosotros mismos. 

Otro aspecto que me ha gustado es que nos hace recapacitar sobre la importancia de un uso adecuado de las palabras, poniendo el ejemplo de la palabra SIEMPRE. Invita a los pequeños a pensar qué significa esa palabra y luego nos plantea diferentes usos habituales y si son correctos o no. ¿Habéis pronunciado alguna vez algo así como… ¡siempre me sale todo mal!?. De esta forma nuestros pequeños lectores, sin sentir que les estamos sermoneando, acaban llegando a la conclusión de cómo un uso arbitrario del lenguaje puede afectar a nuestra forma de sentir y de vivir.

Y esta reflexión me transporta a las maravillosas charlas que nos daba mi compañera de red Gema de Pablo, sobre la importancia del lenguaje positivo en la educación de los pequeños.

Y para acabar de rizar el rizo voy a llevaros hasta otro álbum ilustrado de reciente publicación, pero en este caso destinado al público adolescente: “Más putas que las gallinas”, publicado por NubePimienta. 

Con ese título no me digáis que no invita a pasar las páginas y descubrir qué esconde detrás. Y ni más ni menos, su autor Luis Amavisca, nos habla otra vez de la importancia del lenguaje. A través de unas vistosas y divertidas ilustraciones realizadas por Sonia Pulido, nos hacen reflexionar sobre cómo hemos venido usando a las hembras del reino animal para todo tipo de insultos. De ahí el subtítulo del libro… “Y otras animaladas machistas”. 

Os dejo un segundo para pensar a ver que os viene a la mente. A mi personalmente, me ha sorprendido el libro porque hay muchísimas más de las que a priori me imaginé. Os dejo aquí una ilustración de libro para que veáis lo maravillosas que son y para que intentéis pensar expresiones machistas con cada una de ellas.

“Más pintada que una mona”, “Menuda loba”, “Es una lagarta”, “Hablan como cotorras”. Y el colmo es con algunas como “pelos de leona”, cuando nuestra querida felina no tiene melena, es el macho el que la posee.

Y seguro que hay quien piensa que son frases hechas sin importancia, pero como estamos viendo, las palabras dejan poso dentro y el uso repetitivo de las mismas expresiones cala en nuestra sociedad y en las nuevas generaciones.  Porque amigos… ¿qué tienen de putas nuestras gallinas? Tiremos de RAE y comprobemos que nada.

Así que desde aquí doy las gracias a Luis Amavisca y a Sonia Pulido por darnos una bofetada de realidad con este libro y hacernos reflexionar. Deseando estoy del próximo taller de lenguaje inclusivo que se impartirá desde NEF2.0. No es fácil cambiar años de usos y costumbres, pero el primer paso es tomar consciencia de ello y hamburguesita a hamburguesita nos comemos un elefante (¡ay, pobre elefante!).

Y para terminar en tono amable, hablando de palabras, no puedo dejar de mencionar uno   de mis álbumes infantiles favoritos: “La Gran fábrica de las palabras”. Un cuento que nos transporta a un país donde hablar es caro, porque para poder pronunciar una palabra primero has de comprarla y tragártela. No todas las palabras cuestan igual y por desgracia no todos pueden permitirse el lujo de comprar las caras. Bruno está enamorado de Andrea pero tendrá que competir con Óscar que tiene mucho dinero y que se ha podido gastar una fortuna para  decirle a Andrea: “Te quiero con todo mi corazón. Andrea mía, más adelante, lo sé, nosotros nos casaremos“.

Pero cuando las palabras escasean, prestamos más atención a la forma en las que las pronunciamos, una  sonrisa y una mirada llena de amor consiguen que tres palabras tan inconexas y aparentemente absurdas como “cereza, polvo y silla”  resuenen en el corazón de Andrea. Además nuestro pequeño protagonista tiene guardada una última palabra que quería usar para una ocasión especial… te animo a descubrir por ti mismo de cuál se trata. 

Nosotros tenemos la fortuna de tener todas las palabras disponibles a golpe de aire y vibración de nuestras cuerdas vocales, pero usémoslas con responsabilidad.

 

Ruth Zamorano Gallego 

Club Miboky